A.Deniaud/Tara Expeditions
Adiós al azul del Océano Pacífico Sur, entrando las aguas verdosas del Canal de Jambelí. Un piloto ecuatoriano embarcó en Tara para guiar Loïc en esta navegación del rio Guayas: una horas bordeando los manglares para llegar al muelle del Malecón 2000 en el corazón de Guayaquil. Yolas, canoas, embarcaciones de pescadores, y un impresionante velero de tres mástiles, barco-escuela de la Armada del Ecuador. A ratos, este subir del rio nos sabe a remontar el tiempo. Milla tas milla, el calor húmedo y los mosquitos le chupan energía y sangre a nuestra tripulación. Pero estas nimiedades castizas de las regiones ecuatoriales no empañan la excitación de una pronta llegada a la escala.
En uniforme blanco, los oficiales de la Armada esperan la goleta en el muelle: líneas aseguradas, pasarela puesta, después de más de tres semanas en alta mar la tripulación pisa tierra firme. Para recibirnos, el cónsul honorario de Francia en Guayaquil, Thierry Souët. Después de darnos la bienvenida nos advierte sobre los potenciales riesgos de la ciudad. Lo mejor es no aventurarse en ciertos barrios. El Malecón 2000 donde nos amarramos es uno de los lugares más seguros de la ciudad. Este extenso relleno con pinta de Ramblas es un paseo apacible de familias y enamorados bajo la atenta vigilancia de numerosos policías.
Después de una noche reparadora en un barco inmóvil, la tripulación se lanza en un primer día de compromisos oficiales. A las diez de la mañana unos cuarenta periodistas se apresuran en el muelle, con cámaras, micrófonos y lápices en mano. Frente a la prensa local y nacional, el jefe de la misión y nuestro capitán presentan el proyecto Tara Oceans. Junto a ellos, los Sres. Oscar García Poveda, director general de Interagua y Jean-Baptiste Main de Boissiere, Embajador de Francia en Ecuador, muestran su apoyo a la expedición. Unas horas más tarde es el alcalde de Guayaquil, el Sr. Jaime Nebot quien vista el barco y saluda la tripulación. Una vez terminado el desfile de visitantes, todos están invitados a disfrutar del tradicional ceviche.
Poco a poco Tara vuelve a su paz. Mañana habrá más visitas, esta vez de los ministerios de ecología y educación. Mientras tanto los científicos y la tripulación reanudan sus actividades. Como en cada escala hay una larga lista de trabajos por hacer. Los más suertudos beneficiarán de la tarde para adentrarse en las callejuelas del pintoresco barrio de Las Peñas.
Anna Deniaud