Amanecer, desde el mastil de Tara |
EL Llamamiento de Paris para el Alta Mar
Más allá del horizonte, más
allá del control del Estado, se extiende el Alta Mar. Esta amplia mitad del
planeta nos resulta menos conocida que la superficie de la luna. Sin embargo,
no podríamos vivir sin ella. El Alta Mar nos alimenta, suministra la mitad de
nuestro oxígeno, equilibra nuestro clima, secuestra la mayor parte de las
emisiones de gases de efecto invernadero, y soporta la casi totalidad de los
intercambios de mercancías. Él inspira a nuestros poetas y hace soñar a
nuestros hijos. De pertenecer a una nación, sería considerado y cuidado como un
tesoro.
Pero el Alta Mar no pertenece a nadie. Debe ser administrado en el interés
general, como el "bien común de la
humanidad".
En 1982 en Montego Bay, Jamaica, se definió parcialmente un marco de reglas
y una autoridad para la explotación del suelo y subsuelo marino, pero no se
alcanzó a regular sobre la columna de agua. Con la Convención sobre el Derecho
del Mar, las Naciones Unidas han dado un paso necesario, crucial, para una
gobernabilidad responsable del mar. Pero 30 años después, nos consta que ha
sido un paso insuficiente para proteger una joya cuyas riquezas descubrimos
cada día un poco más.
Hoy en día el Alta Mar se ha, en parte, convertido en un lugar de
no-derecho, expuesto al saqueo de sus recursos más profundos, atacado por los
tráficos y una contaminación que penetra hasta los mares más lejanos. La
inmensidad se está muriendo, se está marchitando la vida. La emergencia está
sobre nosotros, antes de que la indiferencia cobre su precio.
Sin embargo, hay esperanza. En todas partes, la sociedad civil se moviliza
y con ella, las naciones. Existen soluciones.
Se ha lanzado la convocatoria para que, en el transcurso del 2013, y a más
tardar al otoño de 2014, la Asamblea General de las Naciones Unidas ponga en
marcha, en el marco de la Convención sobre el Derecho del Mar, las
negociaciones previas a la creación de un instrumento internacional de
protección de la biodiversidad en Alta Mar. Pero existen reticencias y frenos
activos.
Conscientes de que sólo una gobernanza internacional compartida,
transparente, democrática, permitirá salvaguardar y administrar de manera
sostenible la riqueza de este bien común único, nosotros, los firmantes del
Llamamiento de París para el Alta Mar nos comprometemos a:
-Movilizar todas las fuerzas vivas
de la sociedad civil para incitar nuestros gobiernos socioeconómicos y redes, a
lograr un acuerdo ambicioso en la Asamblea General de las Naciones Unidas
de2014;
- Pedimos que la Asamblea
General de las Naciones Unidas otorgue un mandato claro para que las
negociaciones abarquen en su conjunto la preservación de los ecosistemas en el
Alta Mar, el acceso y el compartir de los beneficios relacionados con la
explotación de los recursos genéticos marinos, las áreas marinas protegidas,
las evaluaciones de impacto ambiental, el apoyo a la investigación y la
transferencia de tecnología marinas;
- Proponemos que la
Autoridad Internacional de los Fondos Marinos esté involucrada en la gestión de
los recursos del Alta Mar, y particularmente los recursos genéticos marinos,
dándole los medios operativos para llevar a cabo sus misiones;
- Recordamos los objetivos
perseguidos antes de 2020, o sea cubrir el 10% de los océanos por áreas marinas
protegidas, unos objetivos establecidos en Nagoya en 2010 en el marco del
Convenio sobre la Diversidad Biológica;
- Queremos que la sociedad
civil este plenamente asociada a los procesos internacionales relativos a la
utilización y la gobernanza del Alta Mar.
Por estas resoluciones, afirmamos que el Alta Mar no es sólo un asunto de
especialistas y profesionales, sino también un fundamento de la supervivencia
de la humanidad y que, como tal, concierne a cada uno de nosotros.
Con gravedad, confianza y determinación, creemos que es el espacio obvio de
una co-construcción pacífica y ejemplar de los Estados, que deben proponer a
las generaciones venideras una "economía azul" innovadora, basada en
el respeto a los ecosistemas y a los derechos humanos. Refundar la relación de
los hombres con el Alta Mar es un paso esencial de contribución al desarrollo
humano, así como a la capacidad de resistencia del planeta y su clima. Se trata
de una urgente y ardiente ambición.
Del océano nace la vida, es
un océano vivo que queremos legar a nuestros hijos.
Firmantes : Príncipe Albert II de Mónaco, Patrick Poivre d’Arvor, Yann
Arthus Bertrand, Hubert Reeves, Luc Jacquet, agnès b., Jean Jouzel, Nicolas
Hulot, Jean-Paul Delevoye - presidente del CESE, Catherine Chabaud, Patricia
Ricard, Isabelle Autissier, Erik Orsenna, Jasmine y Philippe Starck, Natacha
Régnier, Romain Troublé, Etienne Bourgois - presidente de Tara Expéditions,
Maud Fontenoy, Maud Fontenoy Fondation, Jacques Rougerie, Serge Orru, Anne
Hidalgo, Françoise Gaill, Eric Karsenti, Jérôme Bignon, Allain
Bougrain-Dubourg, Lady Pippa Blake, Jean-Louis Etienne…
Para profundizar, y firmar el Llamamiento para el Alta Mar: http://www.lahautemer.org/en/