19/10/2012

Una simbiosis entre alga y gusano



Gusanos S. Roscoffensis - El S. Roscoffensis mide alrededor de 4-5 mm de largo en su edad adulta. Los pequeños rosarios blancos son ovocitos no fecundados.

Xavier Bailly, biólogo de la estación biológica de Roscoff, estudia un gusano plano verde llamado Symsagittifera Roscoffensis.

Cuando los zoólogos describieron esta especie en 1891 en la estación biológica de Roscoff (de ahí su nombre), intentaron entender el origen de los cuerpos de color verde que observaban con sus microscopios dentro del animal. Ellos tardaron veinte años para darse cuenta de que este color proviene de micro algas que viven debajo de la epidermis del gusano.

S.Roscoffensis vive en simbiosis con un organismo fitoplanctonico, el alga verde unicelular Tetraselmis convolutae que el “cultiva" en sus tejidos.

En marea baja, este gusano plano de 4 a 5 mm de largo sale de la arena donde encuentra refugio en marea alta y convive con sus congéneres, unas colonias de más de un millón de individuos. El se expone entonces a la luz solar, permitiendo que las algas realicen la fotosíntesis. La actividad fotosintética de las micro algas albergadas por S. Roscoffensis generan unas moléculas orgánicas energéticas (azúcares, proteínas), que son parcialmente transferidas al gusano para alimentarlo. El gusano se nutre exclusivamente de estas moléculas sintetizadas por las algas. Es una especie de desviación energética de la luz. Esta simbiosis animal-alga se llama fotosimbiosis.

Los científicos buscan entender algunos aspectos de esta fotosimbiosis, en particular porque el juvenil Roscoffensis, quien no alberga algas al inicio de su vida, muere en unos diez días si no encuentra sus algas contrapartes. En cuanto al alga, no se sabe todavía si está permanentemente secuestrada por el gusano o si puede escaparse.

Esta simbiosis constituye un modelo biológico alternativo al modelo del coral, donde también un animal vive en simbiosis con un alga, la zooxantela. En laboratorio, el cultivo del gusano con o sin alga y el cultivo del alga sola permiten elaborar protocolos experimentales para entender cómo una fotosimbiosis entre un animal y un alga puede darse al nivel molecular.

Esta investigación quizás permita comprender mejor algunos fenómenos tales como la decoloración (blanqueo) de los corales, resultante de la separación alga-animal, que puede conllevar la muerte del coral; Todo ello en un contexto de aumento de la temperatura, acidificación y contaminación.

Las fotosimbiosis también pueden ocurrir en otros animales, como los moluscos, esponjas y medusas. Las herramientas y técnicas científicas utilizadas para explorar del modo más fino posible el funcionamiento de las fotosimbiosis revelan unos mecanismos biológicos inéditos a escala molecular: esas simbiosis componen una sinfonía de elementos químicos invisibles que sirven para comunicarse con el entorno inmediato y, por ejemplo, atraer o repelar ciertos organismos.


"Es lo que no podemos ver, pero que empezamos a suponer, que es urgente ver", concluye Xavier Bailly.

Laëtitia Maltese